Constituida en 1890 en la localidad badajoceña de Villanueva de la Serena (25.000 habitantes), la BANCA PUEYO, con su modelo de negocio de cercanía al cliente, ha conseguido afianzarse como una entidad financiera de pequeño tamaño que ha logrado por sí sola superar la crisis financiera sin necesidad de ayudas externas o fusiones, aprovechando la mala situación sobrevenida en el sector para crecer en dimensión y ganar con ello cuota de mercado en relación a su competencia.

Con 130 mil clientes en cartera, 120 sucursales y 300 empleados, la BANCA PUEYO desarrolla su actividad fundamentalmente en la Comunidad Extremeña, aunque en los últimos años ha logrado implantarse con 7 oficinas en la Comunidad de Madrid y recientemente ha abierto dos nuevas en Sevilla.

Lo que nació por iniciativa de su fundador D. JAVIER DE PUEYO Y PUEYO hace 130 años, en la actualidad está siendo gestionado por miembros de la misma familia pero ya pertenecientes a su tercera y cuarta generación, quienes lo hacen con criterios conservadores y bajo la responsabilidad de asumir en su actuación el peso de la herencia recibida tras tantos años de historia.

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BANCA PUEYO surgió en sus inicios de la necesidad de crear un instrumento para financiar las transacciones ganaderas de la zona así como un vehículo para facilitar el negocio derivado del comercio de lana que se realizaba en la zona.

Hoy en día BANCA PUEYO se trata de un banco totalmente saneado, que presenta una tasa de morosidad, envidia en el sector al que pertenece, del 2,17% (con una tasa de cobertura muy por encima del resto de competidores) y un ROE al cierre del Balance del año 2018 (últimos datos publicados por la entidad) superior al 13%.

Sus resultados anuales, sin contar atípicos ni operaciones excepcionales fuera de su negocio tradicional, crecen a un buen ritmo en los últimos ejercicios, como se muestra en los cuadros que acompañamos, y que en el último ejercicio cerrado por la entidad, presentaron un resultado neto de 18,2 millones de euros (un 62,9% sobre los obtenidos al cierre del año 2017 y un 609 % frente a los obtenidos a finales del año 2012), donde sus socios y accionistas se sienten cómodos y orgullosos, lo que conduce a que el 90% de los resultados obtenidos tradicionalmente por la entidad se queden en el balance de la compañía al llevar los mismos a reservas destinadas a financiar su crecimiento futuro.

Prueba de esta expansión y solvencia son las cifras que presenta BANCA PUEYO. Si comparamos las cifras existentes actualmente en el balance ya anteriormente comentadas, con las que había en el mismo en el año 2007, nos podemos dar cuenta del crecimiento del banco. En ese año, anticipo de la crisis financiera y económica que vivió nuestro país en los años posteriores, la entidad empleaba a 195 trabajadores, contando con 73 oficinas abiertas al público y gestionando unos activos totales de 566 millones de euros, que le proporcionaban a sus accionistas un resultado neto de 9,2 millones de euros. Hoy en día, su plantilla se ha incrementando un 54 %, el número de sucursales creció un 52 % y los activos gestionados aumentaron en un 190% hasta llegar a unos activos totales de 1.639 millones de euros, generando un beneficio neto superior al 98%, record histórico de la entidad hasta la fecha. Justo lo contrario de lo sucedido en el sector, donde es habitual encontrar anuncios de EREs, cierre de sucursales y disminución de márgenes.

Sin embargo, BANCA PUEYO tiene que ser capaz de afrontar en el futuro los retos que amenazan a un sector que tiene que posicionarse adecuadamente ante tres grandes cuestiones si quiere seguir actuando con independencia. La digitalización total en los servicios, la rentabilidad de sus operaciones y atender adecuadamente una regulación legal y financiera cada vez más exigente.

A través de su marca E-PUEYO se presta actualmente servicio a más de 35 mil usuarios (27% de su clientela), y donde se realiza el 37% de los movimientos bancarios. El esfuerzo financiero pendiente de inversión a realizar en un futuro próximo es enorme y, sin perder la visión de que su clientela valora y es fiel a la institución por la imagen que desprende de cercanía y conocimiento de la problemática puntual de los temas, BANCA PUEYO debe apostar decididamente por destinar recursos en reforzarse.

La rentabilidad futura tiene que ir acompañada de independencia en la gestión, cosa que se ha visto recientemente reforzada con la adquisición, por parte de seis de las ramas familiares de los herederos del fundador, del paquete de acciones que ostentaba en el capital de la entidad el banco luso BANIF (BANCO INTERNACIONAL DE FUNCHAL), que en el pasado y fruto de divergencias internas con otras estirpes de la familia PUEYO, había llegado a poseer el 33,32% de participación en BANCA PUEYO.

El equipo gestor actual parece tener claro que el tamaño de la entidad no tiene por qué ser sinónimo de rentabilidad, por lo que apuesta claramente y cara a un futuro por un crecimiento proporcionado y medido en el tiempo. Es posible que pronto se anuncien nuevas aperturas en otras comunidades autónomas, siempre y cuando el banco detecte posibilidades claras de negocio, rentabilidad garantizada desde el inicio y se siga un modelo prudente de inversión.

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Toda esta política va acompañada, debido al tamaño de la compañía y al modelo de funcionamiento con el que se trabaja, de una agilidad en la toma de decisiones, cosa que es muy valorada por la clientela y que permite que éstos se sientan atendidos en sus demandas adecuadamente. La cercanía es vital para la supervivencia de este modelo de negocio.

El objetivo que se marca la BANCA PUEYO a medio plazo es un crecimiento anual en inversión del 10%, que tiene que venir acompañado en un aumento superior en los ingresos obtenidos por las comisiones de sus operaciones con la clientela por los servicios que les presta y que cubren actualmente el 48,5 %  de todos los gastos administrativos y de personal de la entidad.

Estos ingresos se generan fundamentalmente por el asesoramiento a clientes en sus operaciones financieras y de ahorro, lo cual y a diferenciar de otros competidores de mucho mayor tamaño, se caracteriza por la independencia en el servicio, ya que la entidad financiera no comercializa productos propios, si no de terceros, con los que previamente ha llegado a acuerdos que le pueden permiten asesorar sin vinculación alguna.

La regulación del sector es el tercer punto a analizar. A favor juega la vocación de permanencia en el banco de sus accionistas, comprometidos en la gestión y que reinvierten en la compañía gran parte de los resultados obtenidos anualmente. La renuncia clara por los mismos de apostar por fusiones para ganar tamaño, conscientes de que esta situación no conduce a la independencia. Dado el tamaño del banco, la integración en otra red, perjudicaría seriamente tanto a clientes, como empleados así como a los propios socios.

Otro punto interesante en el análisis del banco, es la gestión del riesgo. Se observa claramente como la BANCA PUEYO es de las pocas entidades existentes sin exposición al riesgo promotor, en el cual no se metió debido a su pequeño tamaño, decisión estratégica que al mismo tiempo le evitó malos tragos difíciles de digerir posteriormente.

Renunciar al tamaño y crecer a base de arañar cuota a la competencia, manteniendo la cercanía al cliente y su conocimiento, son la mejor forma de estabilizar la gestión y poder cumplir con la regulación bancaria, siempre atenta a los excesos que los bancos puedan realizar apostando por crecimientos desmedidos.

Como noticia negativa, y que la dirección tiene tomar medidas para que no vuelva a suceder, hace un año se ha publicado una sanción a la entidad por parte del BANCO DE ESPAÑA por un importe de 876 mil euros, debido a la falta de cumplimiento de sus obligaciones de información a la clientela en determinadas operaciones de concesión de créditos.

En los cuadros posteriores, donde se puede observar la exitosa trayectoria del banco, se muestran datos significativos sacados de las cuentas anuales de la entidad publicados en los últimos ejercicios.

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