Tras los recientes acuerdos de colaboración entre RENAULT, NISSAN y MITSUBISHI, el grupo TOYOTA, ha  descendido a la tercera posición como fabricante de automóviles, que sigue liderando el grupo alemán VOLKSWAGEN. La diferencia que separa en producción a los tres conglomerados es pequeña, 10,74, 10,6 y 9,38 millones de automóviles respectivamente, por lo que en un mercado tan competitivo y tan global, no son descartables nuevos movimientos que puedan producir economías de escala o fortalecimientos en mercados pendientes.

TOYOTA es un grupo japonés que cotiza en las Bolsas de Tokyo y Nueva York, que se encuentra con ciertas reservas a la hora de ser valorada por los analistas de las firmas de inversión, tal vez menos en este caso, que en el de muchas empresas niponas, derivadas de sus presentaciones y la dificultad del idioma. Por ello, salvo STATE STREET BANK AND TRUST  (3,44%), JP MORGAN CHASE BANK (2,38%) Y BANK OF NEW YORK MELLON (1,86%), sus principales accionistas son grupos japoneses como JAPAN TRUSTEE SERVICE BANK (12,06%), TOYOTA INDUSTRIES CORP (7,59%), THE MASTER TRUST BANK OF JAPAN (5,18%) o la NIPPON LIFE INSURANCE CO (3,99%).

La compañía en los últimos 6 años ha tenido un crecimiento espectacular tanto en sus ventas como en sus resultados, a pesar que en el año 2017 ha existido un pequeño retroceso. En este período de tiempo ha logrado incrementar su facturación un 39%, mientras que sus beneficios, pasaron de 2.700 millones de euros a 14 mil millones. Si tenemos en cuenta que los resultados bajaron 3.500 millones en el ejercicio 2017 comparado con 2016, nos vamos a un aumento del 500%. Esto nos lleva a unas magníficos datos en una compañía con bajo endeudamiento con respecto al total del valor de sus activos y perfectamente estructurada. El ROE actual es del 10,6%, después de haber cedido desde el 13,7% y el 13,80% de los dos años anteriores. En cualquier caso, cifras que muestran una importante rentabilidad, en un sector, que si bien es cierto, lleva un tiempo mejorando sus ventas por la aún leve mejora en la economía, no dejan de  traslucir siempre bajos márgenes sobre ventas con respecto a otras industrias.

Estos se traducen en las cifras que presenta TOYOTA con respecto a sus competidores. El grupo VOLKWAGEN, que en el año 2017, logró remontar sus pobres resultados del 2016, hasta cerrar diciembre con unos beneficios de 11 mil millones, tiene un valor bursátil de 87 mil millones de euros, con una plantilla de 625 mil empleados. Sus ventas de 230 mil millones, están por encima de BMW, que vendiendo menos de la mitad, obtuvo unos márgenes muy superiores porcentualmente.

TOYOTA cotiza más de dos veces VOLKSWAGEN, tiene una plantilla tres veces menor, unos resultados más altos y unas ventas similares. Esto nos muestra los puntos fuertes del grupo y le hace convertirse en un líder global y por supuesto, la mayor corporación japonesa en el mercado del automóvil. Todo ello a pesar del riesgo que suponen las fluctuaciones del yen con respecto al dólar y el euro, que perjudican sus resultados.

Una de las claves del negocio de TOYOTA, es que cada mercado es suministrado por fabricación propia en la zona. La mayor diferencia se encuentra en Japón, donde se produce el 48% de los automóviles pero solo se consume el 25% de las ventas. La realidad es que la fabricación restante, es colocada en países cercanos. Desde el año 2007 la fabricación de automóviles en el extranjero es superior en su conjunto a la que se realiza en Japón.

En las fábricas americanas, segundas por importancia, se fabrica el 23% de los automóviles y se vende el 31%. Todo ello produce una cantidad enormes de sinergias en logística, comercialización, gastos generales, adaptación de los modelos al mercado gracias al conocimiento del cliente y contribución a ventajas competitivas con respecto a competidores. Por otro lado, los inventarios de la red comercial son mínimos, lo que permite una mayor rotación en ventas, con el consiguiente ahorro en costos. El futuro está en ser capaces de producir aquello que demanda el cliente en un tiempo record.

A lo largo del tiempo, TOYOTA siempre ha apostado por la solidez de sus procesos frente a un crecimiento rápido. Por ello es consciente de que las reservas de petróleo no son inagotables, por lo que su política consiste en  tratar de mejorar la eficiencia en el consumo de combustible en gasolina y diesel. Un primer dato es que en pocos años se ha logrado mejorar la potencia de los automóviles un 10%,  con ahorros en los consumos de un 20%.

La otra vía que marca el futuro de TOYOTA  es el desarrollo de coches ecológicos para su uso generalizado. Los cambios climáticos y los fenómenos medioambientales extremos son considerados como una amenaza que se combaten con la inversión en tecnología en la fabricación de coches eléctricos e híbridos. Se trata de la dura experiencia sufrida en la primera y segunda crisis del petróleo, materializarla en la reducción de consumos y avanzar hacia un cambio estratégico que en breve espacio de tiempo, permita la electrificación total de los automóviles. El TOYOTA PRIUS es el primer coche híbrido del mundo, que emite un 75% menos de emisiones sobre el máximo autorizado.  También se avanza en la investigación sobre el uso de la pila de combustible.

En definitiva, es consciente de que los cambios que en el futuro se van a producir, van a abrir las puertas a nuevas oportunidades posicionándose desde un principio en la apuesta por la total electrificación en su producción, incorporando los máximos avances en los sistemas de información e inteligencia. TOYOTA demuestra realmente que es un firme convencido de que el automóvil es el medio más seguro para el desplazamiento de las personas y esto lo materializa con su inversión en seguridad y  en su colaboración activa en planes y proyectos en los que está presente.

TOYOTA tiene perfeccionado un sistema de producción donde las piezas y los componentes son fabricados y entregados en el momento justo cuando se necesitan a la vez que están sometidos a un proceso productivo que facilita la mejora y el ahorro durante todo el tiempo necesario hasta la terminación del automóvil. Ese automóvil ya está vendido antes de fabricarse.

La compañía tiene un objetivo claro de introducirse con más fuerza en el mercado chino. Se trata de un país donde las ventas aumentan a ritmos fuertes, pasando de 25 millones en 2015 a 28,3 millones en el 2016, con un crecimiento del 13,2% anual. De esta última cifra, 1,22 millones son automóviles TOYOTA, es decir el 4,3%. Una medida tomada recientemente para favorecer esta presencia han sido las alianzas acordadas con las sociedades mixtas TIANJIN FAW TOYOTA MOTOR y GUANQI TOYOTA MOTOR, para aumentar la fabricación y favorecer la importación desde Japón.

Sin embargo en Asia, mientras se avanza en la implantación en China, sus principales clientes son Tailandia, India, Indonesia, Malasia y Taiwán. Todos ellos mercados difíciles, por la existencia de competidores locales, al mismo tiempo que la fuerte presencia de otros productores. Por ello el precio es esencial. El afianzarse los crecimientos en los países emergentes, es otro objetivo comercial de gran importancia. Por ello, depende de las circunstancias, tiene firmadas alianzas concretas con SUBARU, MAZDA, SUZUKI y BMW, que son consecuencia de alianzas e inversiones en un sector donde las compañías llegan a acuerdos de mutuo beneficio en un sector donde la industria y los mercados globales son una realidad.

La compañía ha cumplido 80 años en 2017 gracias a la fusión en 1982, de TOYOTA MOTOR COMPANY y TOYOTA MOTOR SALES, para formar la TOYOTA MOTOR CORPORATION de hoy. En su operativa cuenta con más de 597 sociedades consolidadas y 200 compañías afiliadas para la comercialización. El grupo está dedicado a la fabricación de automóviles con diferentes marcas, según el producto al que se dirija. HINO BRANDS para autobuses y camiones, DAIHATSU para coches pequeños y compactos, TOYOTA cubre la línea de coches de mayor tamaño, minivans y vehículos comerciales y LEXUS, aquellos de lujo.

Como fuentes diferentes de ingreso, produce parte de otros automóviles para terceros, así como vende componentes y accesorias a diferentes compañías. Cuenta con sus negocios financieros para facilitar la comercialización de sus productos. Lleva prestado sus servicios a más de 26 millones de clientes actualmente y renuncia a crecimiento por ser consciente del aumento de la morosidad a nivel global en el crédito y la pérdida en ventas con las salidas de balance de los valores residuales de los vehículos financiados.

Por otro lado cree en el crecimiento de la economía privada, fuente principal de sus ventas, que viene respalda por un ciclo positivo, con mejoras salariales y de empleo viendo como posibles nubarrones las incertidumbres que por diferentes razones puedan surgir en Reino Unido y los Estados Unidos. En este último país ha llegado a un acuerdo de suministro exclusivo de automóviles con UBER TECHNOLOGIES.

Otro negocio minoritario es el que surge de la fabricación y venta de casas prefabricadas, gracias a los avanzados sistemas de terminación en tecnología, telecomunicación y medios de transporte inteligente que tiene desarrollados y que vende bajo la marca TOYOTA HOUSING.

Pese a todo, por su crecimiento tan rápido, al igual que ha sucedido con otros fabricantes de automóviles, no ha estado exenta de los problemas derivados de fallos en la fabricación, especialmente en los sistemas de airbags, que le han obligado a llamar a revisión a más de 3 millones de vehículos en el mundo.

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