Constituida como empresa minera pública en el año 1942 durante el periodo dictatorial que padeció BRASIL en aquella época, conocido popularmente como el ESTADO NOVO al mando del cual se encontraba el entonces Presidente GETÚLIO DORNELLES VARGAS, bajo la denominación de COMPAÑÍA VALE DO RIO DOCE, fue junto con PETROBRÁS, anteriormente conocida como CONSEJO NACIONAL DEL PETRÓLEO (CNP), la COMPAÑÍA SIDERÚRGICA NACIONAL, la COMPAÑÍA HIDROELECTRICA DE SAO FRANCISCO o la FÁBRICA NACIONAL DE MOTORES (FNM), iniciativas estatales que intentaron modernizar el obsoleto modelo económico que sufría el país en esos momentos.
VALE SA, como posteriormente pasó a ser denominada la compañía, agrupaba la actividad de explotación y extracción de hierro de Brasil, país que junto con Australia son los mayores productores mundiales de dicho mineral y cuyas exportaciones superan por sí solas a las de cualquier otra nación.
Sin embargo, en el año 1997, en una gran operación financiera cuanto menos cuestionable por el precio obtenido finalmente por el Estado, el Gobierno de Brasil decidió desprenderse de una participación significativa en el capital de VALE SA mediante la realización de una oferta pública de venta de acciones del 41,73% de la compañía por la que acabó obteniendo la insignificante cantidad, dada la valoración real de los activos que poseía la sociedad, de 3.338 millones de dólares, y que permitió la entrada en el accionariado de forma indirecta de conglomerados financieros e industriales tan importantes como la compañía japonesa MITSUI & CO, el grupo brasileño BRADESCO BRADESPAR, el fondo PREVI CAIXA DE PERVIDENCIA o el BANCO NACIONAL DE DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL (BNDES), entre otros. Solo trece años más tarde, en 2010, el valor total de capitalización de la compañía en bolsa ascendía a 160 mil millones de dólares, más de 20 veces el precio obtenido por el Gobierno brasileño en la licitación inicial.
Actualmente el grupo brasileño VALE SA es una importante multinacional, con presencia física en 30 países, cuya actividad abarca desde la extracción y explotación de hierro y pellets, hasta la producción de níquel, de cuyo mineral es el mayor comercializador mundial, pasando por el carbón, el cobre, el manganeso, oro, plata, cobalto, fertilizantes y ferroaleaciones. También la compañía tiene su propio negocio logístico, a través de la explotación de líneas de ferrocarriles, barcos, puertos y otras infraestructuras, tanto para su propio abastecimiento y suministro como para servicio a terceros, así como el energético, especialmente mediante fuentes hidroeléctricas y eólicas de su propiedad, ya que al ser uno de los cinco mayores consumidores de Brasil de energía se autoabastece mediante producción propia en el 54% de sus consumos.
Tampoco hay que olvidar su presencia en la actividad de acero, fundamentalmente desarrollada a través de empresas conjuntas y alianzas como las que mantiene en Brasil con la multinacional alemana THYSSENKRUPP o la propiedad compartida con los grupos coreanos DONGKUK STEEL MILL CO y POSCO en la COMPANHIA SIDERURGICA DEL PECÉM.
La capitalización bursátil de VALE SA, que en el último año natural ha sufrido un descenso en su valor para los accionistas superior al 32%, parte debido a la evolución de los precios de materias primas, otra por las incertidumbres en el mercado chino, su principal cliente y fundamentalmente y sobre todo, por las consecuencias de la desgracia sucedida a principios de 2019 en la presa de BRUHADINHO y el mortal y terrorífico accidente que en ella tuvo lugar, asciende a cerca de 44 mil millones de dólares, cifra solo superada en España por las firmas INDITEX e IBERDROLA. Esta grave situación ha conducido a la compañía, tras tres años con ritmos de crecimiento importantes tanto en resultados como en ventas, tal y como se muestra en los cuadros adjuntos, a unas pérdidas abultadas de 1.683 millones de dólares debido fundamentalmente a las fuertes provisiones que ha tenido que realizar en su balance, y que es posible que se tengan que aumentar en un futuro próximo siguiendo lógicos criterios de prudencia por cuantos hechos acontecidos quedan todavía pendiente de cuantificar.
El negocio principal de VALE SA es en la actualidad la extracción de hierro y pellets mediante procesos industriales para su posterior venta a compañías pertenecientes al sector industrial del acero. Las minas que explota la compañía se encuentran fundamentalmente en Brasil, aunque también tiene una abierta en Omán y participa en empresas mixtas dentro del territorio chino. En este sector el grupo VALE SA ocupa la primera posición como mayor productor mundial.
La mina más grande de todas las gestionadas por el grupo industrial se sitúa en CARAJAS, justo al norte de Brasil y dentro de la Amazonia. En ella VALE SA consigue extraer el material de hierro de mayor calidad del mundo.
La producción en esta línea de negocio se estima será superior a las 400 millones de toneladas en cuanto a la extracción del hierro para el año 2020 en línea con los aumentos conseguidos en los últimos ejercicios, mientras que en los últimos nueve meses de 2019 y según los últimos datos oficiales disponibles, los pellets de hierro comercializados fueron superiores a los 85 millones de toneladas. Del análisis de esta rama de actividad vemos como la misma se ha visto beneficiada por la disminución de los costos directos en los procesos de extracción y la menor repercusión económica por la inactividad en las instalaciones. Por el contrario, el negocio se ve ligeramente perjudicado por el encarecimiento en los fletes de transporte y por el descenso en la calidad de los productos comercializados.
En cuanto a la extracción de níquel, material que resulta muy valorado en el mercado por su aplicación especial para galvanización y uso en baterías, a través de sus instalaciones productivas en sus minas de Brasil, Canadá, Indonesia y Nueva Caledonia y sus participaciones conjuntas con otros socios en China, Corea del Sur, Japón, Reino Unido (negocios compartidos con CLYDACH) y Taiwán, VALE SA es también el mayor productor mundial de dicho mineral. Esta línea de negocio, cuya producción anual es superior a las 250 millones de toneladas, se ha visto beneficiada últimamente por la reducción de los costos de producción y el aumento de precios de referencia en el mercado.
La vinculación con el negocio de extracción de carbón es realizada fundamentalmente por VALE SA en Mozambique, país que le concedió la explotación de la mina MOQTIZE, que cuenta con capacidad estimada de extracción de 22 millones de toneladas. Este compromiso de explotación se ha visto acompañada por inversiones por parte de la compañía explotadora en infraestructuras en el país que han supuesto la realización de más de 912 kilómetros de vías férreas que atraviesan Mozambique y Malawi así como la modernización del puerto de NACALA.
Independientemente de la inversión realizada en Mozambique, la compañía cuenta con dos socios locales en China para la explotación de sendas minas de carbón.
Otras actividades que realiza VALE SA son la extracción de cobre, tercer metal más consumido en el mundo solo por detrás del hierro y el acero y que resulta esencial para su aplicación en el sector eléctrico, a través de sus instalaciones en Brasil (Carajas) y Canadá, así como la de manganeso con sus minas de Brasil (Estados de Pará, Mato, Grosso do Sol y Minas Garais) y sus plantas de Ferroaleaciones (Minas en Garais y Bahía).
En Brasil, que con una cuota de mercado del 10% es el cuarto productor de mundial de manganeso, solo por detrás de Ucrania (24%), Sudáfrica (22%) y Australia (16%), VALE SA abarca el 70% de la producción de su país de origen.
Relacionado con la explotación de las diferentes minas que explota a lo largo del mundo, en el grupo VALE SA surge también una importante labor de logística, encargada de la gestión de una línea marítima propiedad de la compañía, la gestión de diversos puertos y la concesión de líneas de ferrocarril. Estas infraestructuras, situadas en Brasil, Indonesia, Mozambique, Omán, Filipinas y Argentina, son a veces utilizadas por terceros a cambio de un canon económico. Solo en Brasil y utilizando la infraestructuras propiedad de la compañía, VALE SA gestiona dos líneas de trenes para pasajeros.
Pese a todo lo expuesto con anterioridad, VALE SA sufre ciertas debilidades de gestión y problemas de imagen que son difíciles de lograr superar en un mercado global, donde cada vez se tiene mayor acceso a la información relativa a buenas prácticas de las compañías en el desempeño de su actividad comercial.
La ruptura de la presa de BRUMADINHO el pasado 25 de enero de 2019, que provocó el fallecimiento de más de 270 personas y que afectó a las condiciones de vida de una población cifrada en más de 107 mil ciudadanos, y que fue a su vez la segunda catástrofe que sufre VALE SA en cuatro años tras lo sucedido anteriormente en la mina de BENTO RODRIGUES, es una asignatura pendiente de resolver, que exigirá a la nueva dirección de la compañía un esfuerzo adicional de rendimiento de cuentas, explicaciones de cuánto sucedió y sus causas, acatamientos de resoluciones externas y cuantiosos recursos económicos para indemnizaciones a los afectados, que de momento se han cifrado en mas de 7.400 millones de dólares a falta de una valoración real definitiva.
La dimisión como presidente ejecutivo de VALE SA por parte de FABIO SCHVARTSMAN y su imputación junto con la de 15 ejecutivos de máximo nivel de la compañía así como el procesamiento en el caso de la compañía de certificación alemana TUV SUD por haber acreditado favorablemente la corrección de los procedimientos de estabilización y perfecto funcionamiento de la balsa, parecen medidas necesarias pero también parece urgente que para paliar las consecuencias negativas que la situación está provocando en la compañía se dé una resolución justa y rápida en el tiempo al proceso.
El nuevo presidente de la compañía, EDUARDO BARTOLEMEO, ha visto como el Estado Brasileño, a quien la opinión pública acusa de ineficacia en la gestión del asunto e incapacidad para cobrar las posibles sanciones de la que es merecedora la compañía, bloqueaba inicialmente 2.120 millones de dólares para el pago de posibles indemnizaciones por los destrozos causados como daños ecológicos por la avalancha de lodo y minerales por la ruptura de la presa de residuos.
También en los últimos días y a cuenta de posibles indemnizaciones futuras, el Estado de Minas Gerais, seriamente afectado por la catástrofe acontecida, ha obligado a anticipar a VALE SA la cantidad de 96,3 millones de dólares destinados a combatir la pandemia causada por el corona virus en la región.
Pero en el fondo, el equipo gestor si quiere mejorar la imagen de la compañía y realizar una buena gestión de la misma debe de tomar medidas a largo plazo capaces de impulsar el negocio y racionalizar con criterios lógicos la llevanza de la actividad. Muchas de las explotaciones propiedad de VALE SA se encuentran en territorios indígenas de la selva brasileña, y aunque su concesión se encuentra amparada por las leyes, esta situación no está exenta de polémica tanto dentro del propio país como en ciertos sectores internacionales.
Por tanto, la compañía, con cargo a sus propios recursos económicos, debe hacer fuertes inversiones, dentro de un plan perfectamente meditado y consensuado con todos los agentes intervinientes, para reparar los daños ambientales causados contemplando en ellas la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos en los terrenos limítrofes afectados.
Debe existir un comité asesor realmente independiente, ajeno a la política y al consejo de administración de VALE SA, con capacidad de veto en ciertas decisiones estratégicas en la compañía, que analice todas las medidas de seguridad en las presas, la inversión en investigación y los presupuestos de mantenimiento y reparación, de tal forma que el grupo logre transmitir decisión y fiabilidad en sus decisiones.
Todas estas medidas son fundamentales de cara a un futuro, la minería en Brasil representa el 4% del PIB del país y supone el 21% de comercio exterior de la nación.
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