Cuando hablamos de las BIG FOUR nos referimos a las principales compañías de auditoría, consultoría y asesoramiento financiero y fiscal que operan en la mayoría de los países. Estas compañías tienen su origen en Estados Unidos e Inglaterra a mediados del siglo XIX y a lo largo del tiempo, mediante pequeñas fusiones de despacho han ido creciendo y ganando tamaño con el objeto de ir especializándose y prestar mejor servicio a sus clientes. Ya en el año 1970 habían conseguido una reunificación importante hasta quedarse en ocho, para posteriormente pasar a cinco a finales de los 80. El caso ENRON, compañía americana de gran capitalización y que por tanto afecta a millones de pequeños accionistas de buena fe, donde con el consentimiento implícito del auditor se manipularon contablemente datos financieros a cambio de suculentos honorarios, hizo caer a ARTHUR ANDERSEN, convirtiéndose en las cuatro compañías actuales: DELOITTE, PWC, EY Y KPMG.

Estas compañías tienen tanto peso e importancia que entre las cuatro juntas controlan el 87% de las auditorías que se realizan en el mundo y entre ellas la totalidad de las 500 empresas más grandes por capitalización. En España, de igual manera, auditan todas las compañías que cotizan en el IBEX-35 de la Bolsa de Madrid, así como gran cantidad de las que cotizan en el MERCADO CONTINUO, especialmente aquellas que tienen una capitalización grande o mediana y diversidad de accionistas. Solo en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB) y en algunas pequeñas y medianas compañías del MERCADO CONTINUO nos encontramos empresas auditadas por las denominadas SECOND TIER (tales como BDO o GRANT THORTON) o auditoras independientes de menor tamaño. De todas formas, para ver la posición real que ocupan las BIG FOUR en el mercado, entre ellas auditan el 37% de las compañías españolas.

Un dato importante es que desde el año 2006, las cuatro compañías han conseguido doblar su facturación, justo lo contrario que muchas compañías cotizadas, que siguen después de ese tiempo, facturando la misma cantidad, con beneficios a la baja y mayor endeudamiento.

España, siguiendo las directrices de la Comunidad Europea en materia de Auditorías, ha modificado su Ley en el año 2015, y tratando de vigilar la independencia de la Compañía Auditora de su cliente, obliga, como medida fundamental a tener que modificar Auditor, con un mandato inamovible por diez años, a la vez que prohíbe la prestación de servicios paralelos por la Auditora al cliente. Esto obviamente, está trayendo consigo modificaciones en las compañías, produciéndose un trasvase de clientes. Lo cierto es que no está previsto que se produzcan grandes pérdidas en cuanto a facturación, pues se supone un cambio de líneas de negocio, de tal forma que aumenten unas áreas de trabajo en disminución de otras.

Estas cuatro compañías ocupan entre los jóvenes postgrados que han terminado sus carreras de forma brillante, su máxima aspiración por trabajar en ellas. Encuestas realizadas de forma independiente, dan a las BIG FOUR los primeros puestos en cuanto a aspiración de trabajo, así como una vez dentro, esta no baja. Se trata de un trabajo duro, que implica en determinados períodos del año, o según la cartera de trabajo que exista en cada momento, jornadas de trabajo superiores a las 10/12 horas, que para el empleado suponen una fuente enorme de aprendizaje, pero la empresa debería velar por una mejor planificación de los trabajos, para no incurrir en esas jornadas maratonianas y por otro lado intentar simplificar, sin perder calidad, los trabajos a realizar, ya que a veces pueden dar lugar a soluciones sencillas, explicadas de forma muy complicada. La rotación es importante, porque suele ser una buena escuela de aprendizaje que permite posteriormente, encontrar otras salidas laborales. Solo DELOITTE hace más de mil entrevistas anuales para seleccionar personal nuevo.

Las cuatro compañías funcionan como si fueran franquicias de la empresa global, cumpliendo con las obligaciones del franquiciador. Este régimen trae consigo que la responsabilidad civil de franquiciador quede limitada con respecto a las actuaciones en el que se pudiera incurrir a nivel local. Sin embargo, tiene la ventaja de poder acceder a clientes globales, que les supone aumentar su cartera de pedidos y trabajo.

Existe un debate en la sociedad sobre diversas actuaciones derivadas de su actividad respecto a hechos que suceden en estas compañías. Se dan los casos de inspectores fiscales en excedencia que pasan a trabajar en ellas, con lo que se puede dificultar perseguir correctamente irregularidades por parte del Estado. Viene a ser como si el guarda de una finca de caza se dedicara a cazar furtivamente en la misma.

Un caso muy polémico ha sido el asesoramiento realizado por las BIG FOUR a más de 300 grandes multinacionales (entre ellas APPLE, DISNEY e IKEA), pactando acuerdos secretos con el Estado de Luxemburgo, para reducir el tipo impositivo que se les iba a aplicar. Estos tipos serían menores a los que ya rigen en el país, de por sí bajos con respecto al resto de naciones europeas. Detrás de todo esto, está la idea de ganar cuota y fidelidad con el cliente con una política de agresiva de optimización fiscal, proponiéndoles, en muchos casos la creación de sociedades en paraísos fiscales. Obviamente, el cliente tiene sus equipos jurídicos y fiscales, y una dirección consciente y responsable final de los actos que realiza, por lo que éste es el último responsable de la medida tomada. Una vez más, el intentar ahorrar impuestos, para mejorar la cuenta de resultados, sin tener en cuenta posibles consecuencias a largo plazo, es lo que prima en la toma de decisiones.

En el año 2013 EY tuvo que pagar una sanción de 123 millones de dólares, por vender a 200 clientes prime, soluciones dudosas que sobre el papel les permitía ahorrar más de 2 mil millones de dólares.

En España se ha hecho prácticamente imposible la salida a bolsa sin una auditoría de las cuentas de estas compañías. Sin embargo, lo que en realidad debería dar seguridad al inversor, no ha impedido que sucedieran casos como los de BANKIA, ABENGOA ó PESCANOVA entre otros.

En estos casos, quien es responsable, obviamente es la compañía y su equipo directivo, pero la compañía auditora debía haber detectado estos engaños, que ahora y trascurrido el tiempo, parecen obvios.

Un sistema claro de responsabilidad y sanciones, daría claridad al sector. Y que estas sanciones fueran ingresadas independientemente de su posible recurso, también parece necesario.

También llaman la atención los trabajos de consultoría o asesoramiento que estas compañías realizan para el Estado. El Estado tiene técnicos cualificados para realizarlos, a la vez que tiene sistemas de control para vigilar el cumplimiento. Esto es así, ya que dentro de la dirección de las BIG FOUR existen un número considerable de abogados del estado en excedencia.

Por último, señalar que la gama de trabajos ofrecidos va en aumento, en la medida que la sociedad requiere mayores cuotas de información. A la plantilla de estas compañías se están incorporando ingenieros, informáticos, arquitectos o geólogos, para prestar servicios sobre cuestiones ambientales, posibles desviaciones o grados de control en la ejecución de un contrato o temas tan complicados como medir la cantidad de dióxido de carbono emitida por una compañía determinada. Sin olvidar la posible realización de auditorías forenses de compañías mal gestionadas o posibles informes sobre la administración de riesgos que pueden acontecer.

En estas nuevas líneas de trabajo, la competencia es enorme y muy especializada. Está por ver, su posible evolución dentro de un siglo.