Al igual que otras muchas otras multinacionales norteamericanas, KIMBERLY–CLARK es más conocida entre sus clientes por la denominación específica de las marcas de su propiedad que comercializan en todo el mundo que por el nombre específico que sus fundadores dieron en sus orígenes a la compañía.
Esta amplia gama de productos está presente en sectores relacionados con el cuidado e higiene personal y entre las denominaciones más importantes que KIMBERLY–CLARK posee en su cartera figuran marcas tan conocidas como KLEENEX, SCOTT, HUGGIES, PULL-UP, GOODNITES, KOTEX, INTIMUS, DEPEND, PLENITUD, POISE, COTTENELLE, VIVA, SCOTTEX, ANDRES, NEVE, WYPALL, KIMTECH o KLEEMGUARD entre otras. Alguna de ellas, por sí solas, aporta al grupo más de 5.000 millones de dólares anualmente a su facturación, que ascendió en conjunto al cierre del ejercicio 2019 a la cifra de 18.450 millones de dólares.
La compañía, cuyo negocio principal está basado en la fabricación de productos relacionados con el papel así como en soluciones de limpieza y cuidado personal, destinados tanto a la infancia como para personas adultas tales como toallas de papel, servilletas, pañales desechables, toallitas de bebe…; también fabrica y comercializa otros útiles para el suministro de artículos de limpieza para su rama profesional así como material sanitario, como son las batas y paños quirúrgicos, los productos para el control de infecciones, guantes y mascarillas. En los cuadros adjuntos mostramos sus principales marcas para cada rama de actividad que desarrolla el grupo, así como la facturación y margen aportado de cada una de ellas.
El negocio, fundado en 1872 por JOHN KIMBERLY y CHARLES CLARK junto con sus socios iniciales HAVILAH HABCOOCK y FRANK SHATTUCK, nació en Wisconsin como una empresa dedicada exclusivamente a la fabricación de papel. En la actualidad su central de operaciones se encuentra en Dallas, aunque la compañía mantiene centros productivos en más de 32 países diferentes y comercializa sus productos en 175 naciones.
En España, la compañía está presente con sus instalaciones productivas a través de una fábrica abierta en 1996 en la localidad salmantina de Doñinos, donde produce papel higiénico y pañuelos de papel de la marca SCOTTEX, empleando para ello y de forma directa a 165 trabajadores.
Varios hitos importantes marcaron desde el inicio lo que fue su trayectoria futura.
Por un lado, en los años 20 del siglo pasado KIMBERLY-CLARK fue capaz de revolucionar el mercado existente en ese momento con el invento de las toallitas sanitarias de papel, que con el tiempo se convertirían en la base de los productos KLEENEX, así como con el lanzamiento de la línea KOTEX, consistentes en productos desechables de higiene femenina.
Es en esos momentos, concretamente en al año 1924, cuando los socios de la compañía deciden lanzar la misma al mercado de valores, cotizando desde ese momento en la Bolsa de Nueva York. Desde 1935, once años después de su salida bursátil, hasta nuestros días KIMBERLY-CLARK ha cerrado todos los ejercicios transcurridos con resultados en positivo y ha sido capaz de poder remunerar trimestralmente a sus accionistas con un tradicional reparto de dividendos. Los resultados obtenidos en el año 2019 ascendieron a la cantidad de 2.157 millones de dólares, con un incremento del 52,9% sobre los materializados en el ejercicio anterior, que representan en la realidad y una vez deducida la carga impositiva, el 11,70% por ciento de su cifra de negocio.
Con las cifras expuestas anteriormente, parece lógica la cifra de capitalización que maneja la compañía en la actualidad y que a la fecha de cierre de este artículo asciende a 46.500 millones de dólares.
Otro hito importante para explicar la dimensión que tiene en la actualidad KIMBERLY-CLARK, fue la adquisición en el año 1996 de la también compañía norteamericana SCOTT PAPER, fabricante de las toallitas de papel SCOTTEX, en una operación valorada en su momento en más de 6.800 millones de dólares y que fue materializada mediante una fusión entre ambas.
Al poco tiempo de realizar esta adquisición, en España la compañía adquiría la empresa MONBEBÉ, por entonces segundo fabricante de pañales en el mercado nacional por detrás de DODOT y por encima de AUSONIA y MOLTEX, sus competidores.
Esta política de adquisiciones, así como la apertura de nuevos centros de trabajo, el lanzamiento de productos complementarios y la expansión a nuevos mercados, han sido constantes en la trayectoria de la compañía, hasta alcanzar su tamaño e implantación actual.
Aún así la dependencia que para el negocio tiene el mercado norteamericano en la comercialización de sus productos parece excesiva. Estados Unidos, con tasas decrecientes de natalidad, representa por sí sola el 52% de las ventas totales del grupo aportando el 85% del margen bruto que obtiene la compañía. WALMART es su principal cliente, ya que adquiere para su red, un importe que representa el 14% de las ventas totales que KIMBERLY-CLARK realiza a nivel mundial. Ambos hechos son posibles factores de riesgo a valorar y que deben ser tenidos en cuenta en un análisis profundo de la compañía.
Otras circunstancias que suponen una debilidad para el negocio de KIMBERLY-CLARK es la dependencia de la venta de sus productos en el mercado minorista, negocio caracterizado por una creciente concentración entre los principales operadores que ha traído consigo que estos últimos cada vez tengan mayor capacidad de negociación en las condiciones de las transacciones, y por otro lado, la problemática derivada de la existencia de numerosas marcas blancas con precios competitivos en mercados locales. Tampoco hay que olvidar el tamaño de ciertos competidores, tal como PROCTEL & GAMBLE, con un valor en bolsa de 345 mil millones de dólares, 7,5 veces el de KIMBERLY-CLARK, que ostentan una posición de dominio frente a la compañía.
A pesar de ello, algunos de los productos que comercializa KIMBERLY-CLARK ocupan posiciones que oscilan entre el número 1 y el 2 de los más vendidos en más de 80 países de las 175 naciones donde se encuentran presentes algunas de sus marcas.
Todas estas circunstancias llevaron a la dirección de la compañía en el año 2018 a implantar un programa de reestructuración global que implicó la clausura de diez centros de fabricación, la venta o cierre de unidades de negocio no rentables y el despido de 5.500 empleados (12% del total de la plantilla), según se especificaba en un nuevo plan de negocio presentado oficialmente a los inversores.
Estas medidas, desde su puesta en marcha, han supuesto unos ahorros estimados superiores a los 500 millones de dólares anuales y se han traducido en un significativo aumento de los resultados de la compañía como se puede observar en los datos que se acompañan.
Esta cultura de ahorro en costos de la que hace gala KIMBERLY-CLARK ha supuesto en los últimos diez años más de 3.400 millones de dólares en total, lo que ha permitido a la compañía crecer en su negocio central, expansionar su presencia en mercados emergentes y realizar importantes inversiones en nuevas líneas de productos innovadores.
Para el accionista de KIMBERLY-CLARK ha supuesto que de los resultados obtenidos en cada ejercicio, independientemente del dividendo repartido, la compañía haya invertido en acciones propias mediante la adquisición de las mismas en bolsa, lo que ha supuesto de facto un incremento de su valor. El importe de dicha inversión en los últimos cuatro años ha ascendido a 3.250 millones de dólares.
Estas compras, que en parte han sido financiadas con endeudamiento a largo plazo emitido por la propia compañía, han hecho que la deuda de KIMBERLY-CLARK se disparase a finales del año 2019 hasta la cifra de 7.700 millones de dólares, cifra sensiblemente superior a la mantenida en balance históricamente, con el agravante de que los activos gestionados por el grupo son sensiblemente inferiores a los que presentaba en el pasado fruto de las desinversiones y cierres realizados en activos no estratégicos con el transcurso del tiempo.
Este programa de recompra de acciones ha sido suspendido recientemente como consecuencia de la incertidumbre generada por el COVID-19, si bien en los datos presentados hace poco por la compañía se observa un aumento de los beneficios consecuencia del acopio de material higiénico y de aseo personal por parte de los hogares por miedo a posibles confinamientos.
La compañía debe profundizar de cara a un futuro en su papel como comercializador global, así como fomentar nuevas vías de crecimiento mediante el lanzamiento al mercado de productos novedosos y no conformarse con los éxitos conseguidos a corto plazo por su plan de reajuste, para lograr mantener la posición que mantiene actualmente y ganar cuota de mercado.
A continuación mostramos algunos datos significativos para mejor conocimiento por parte del lector de la evolución de la compañía.
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