Para la gran mayoría de personas ajenas al sector constructor se trata de una compañía que pasa desapercibida, por sus diversos condicionantes: Es una empresa familiar fundada en la década de los años 60 y cuya actividad principal es prestar servicio a la Administración pública en obras de emergencia y mantenimiento.

La caída en la contratación pública, el descenso en la construcción privada y la dificultad de la implantación en países extranjeros, ha provocado el hundimiento de la facturación y los márgenes en todo el sector. Por el contrario, la compañía ORTIZ ha tenido una visión clara de la problemática y ha luchado para sortear las adversidades existentes: Logró una refinanciación cómoda de su deuda bancaria y fue de las primeras empresas en emitir bonos a través del MARF, lo que le permitirá, en un futuro, no depender de las Entidades Financieras, abriéndole puertas para buscar financiación alternativa con la que ganar tamaño y adecuar su pasivo de una forma más flexible.

En los cinco últimos años la compañía ha disminuido sus ventas en 130 millones de euros, porcentaje muy significativo teniendo en cuenta que actualmente su cifra de negocio es de 350 millones de euros. El beneficio neto ha seguido igual camino, descendiendo 33 millones de euros, hasta quedar en 5 millones. Durante los ejercicios 2010 y 2011, ORTIZ repartió importantes dividendos a sus accionistas, siguiendo la política de remunerar al accionista, basándose en una práctica poco común, pero tal vez con cierto criterio, de tensar la gestión y que cada año la compañía sea capaz de cumplir sus objetivos, sin la necesidad de acudir constantemente a la fuente de financiación del socio.

ORTIZ, fruto de su estrategia de negocio, tiene tres fuentes estables de obtención de ingresos. La primera, muy importante y de escasa visibilidad, pero gran mérito, es la concesión del mantenimiento en barrios de Madrid, en 7 de las 21 Juntas de Distrito, así como las reformas y conservación en 8 más. Estos trabajos, que derivan de hace muchos años y que ha supuesto la continuidad en las diversas Administraciones, ha derivado en una especialización que otras grandes empresas no tienen y con la que es difícil competir. Obras de urgencia, como el incendio de la torre Windsor en Madrid, trabajos de apertura de calles para canalizaciones del Canal de Isabel II, forman parte de sus trabajos.

La construcción de derechos de superficie sobre suelos propiedad del IVIMA, a cambio de rentas durante el período de concesión, le suponen una fuente de ingresos periódicos durante el tiempo de duración, permitiéndolo un costo en el mantenimiento de los edificios inferior a los de la competencia. Lo mismo le sucede en las explotaciones de concesiones de parking.

Otro punto fuerte de la Compañía es el parque de viviendas en alquiler, tanto las arrendadas al IVIMA y EMV, como las gestionadas por ellos, en opción a compra. En ellas tienen modelos estandarizados de edificación con prefabricados propios.

Todo este patrimonio en alquiler más los dos edificios de oficinas de Vallecas, a lo largo del año 2017, se tiene intención de aportar a una SOCIMI, ya creada y en tramitación de documentación para su salida, donde la compañía contempla no tener el control. Esto servirá para reducir el endeudamiento bancario, manteniendo los servicios de conservación de los inmuebles.

Respecto a su política internacional, la compañía tiene intereses en 13 países. Esta es una vía utilizada en el sector como una manera de recuperar facturación perdida en el mercado nacional. Pero tiene unas dificultades enormes. Compites contra otras compañías nacionales con la misma problemática, existe presencia de grupos internacionales con la misma situación y la dificultad añadida, de los constructores locales, que conocen perfectamente su mercado, sus costos y sus contactos con la Administración adjudicataria, dejando para los que llegan las obras más complicadas y que normalmente no dejan margen y son de difícil realización. Encontrar un socio local para entrar en el mercado, es difícil y suele terminar en situaciones de conflicto. En el caso de ORTIZ, se ha pasado de una facturación máxima en Internacional, de 130 millones de euros a los actuales 39 millones. El seguimiento de las obras y el control de los costos, en tantos países, para cifras tan bajas, complica mucho la gestión, aunque quizá está presencia en un futuro le pueda permitir conocer mejor los mercados, seleccionar aquellos que le sean más favorable y captar obras mejores.

ORTIZ representa un caso especial en el sector de la construcción. Con la familia CARPINTERO en primera línea de trabajo, una idea clara del negocio, adaptación a situaciones cambiantes y vocación de servicio a sus clientes. Con estas bases pueden existir situaciones difíciles para el sector, pero tienes en tu poder unas armas con las que puedes defenderte ante las adversidades.

ORTIZ emplea a 2.326 personas, con un costo de personal de 70 millones de Euros. Necesita aumentar su facturación para que el costo de mano de obra pese menos en su Balance.

La complejidad de sociedades creadas para diferentes fines provoca unos honorarios desproporcionados de servicios de auditoría y asesoramiento. Conviene simplificaresta estructura al máximo, consiguiendo ahorrar costos y dar mayor visibilidad en el estudio del Grupo, que permitirá simplificar el trabajo administrativo, que podrá ser empleado en temas más productivos para el Grupo.

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