Un Grupo del tamaño de IKEA ha sido capaz de aumentar sus ventas en un 27% y sus resultados en un 31%, en los últimos 5 años, basándose en un negocio cuya regla principal es utilizar la simplicidad y el sentido común, como base esencial en la planificación y la dirección estratégica. Ideas claras, huir de la complejidad de algunas actuaciones, objetivos sencillos y no tener miedo a la equivocación. Los errores siempre se pueden corregir, siendo mucho peor no hacer nada por el miedo a cometer equivocaciones. Estas ideas, son la base de su éxito. La parálisis en las decisiones es un problema extendido en muchas empresas, que finalmente conducen a decisiones precipitadas con fallos no previstos e irremediables consecuencias.
IKEA GROUP, dedicada a la venta de muebles y objetos decorativos para el hogar, goza de una envidiable salud financiera. Con unos fondos propios de 38 mil millones de euros, tiene pagados los 17 mil millones en propiedades inmobiliarias que son necesarios para el desarrollo de su negocio, con una caja adicional de 23 mil millones de euros. Esto supone que tiene en liquidez, 5,5 veces los beneficios del ejercicio.
Su capacidad de compra de producto terminado para vender, es enorme. Facturando 2.500 millones de euros más entre el año 2015 al 2016, la inversión en material fue prácticamente la misma, lo que supone una gran capacidad para influir en los precios a los que les tienen que suministrar los proveedores. La base para poder vender productos a IKEA son precios bajos, entrega rápida, calidad, sostenibilidad y trabajo en equipo, entre el suministrador y el personal de calidad de IKEA.
IKEA solo está presente en 28 países, con 340 tiendas, lo que le da la posibilidad de seguir creciendo, tanto donde ya opera, como en mercados nuevos. En Estados Unidos, que representa el 14% de sus ventas, su presencia es relativamente pequeña, para el potencial de mercado que puede llegar a ser. Sus ventas principales se encuentran en el mercado europeo, con una cuota del 69%, destacando las que se realizan en Alemania, Francia, Reino Unido y Suecia, su país de origen. En España, donde ha tenido un crecimiento constante, en los últimos 25 años, posee 19 establecimientos.
Una de las claves para el crecimiento de la Compañía es su estructura de propiedad. IKEA fue fundada en el año 1943, por INGVAR KAMPRAD. En un país tan extenso, con relativa población y escasez de riqueza en esos momentos, consecuencia de la II guerra mundial, montó su negocio a partir de la venta por catálogo, especializándose en el sector del mueble. Esta modalidad de comercialización, pronto se popularizó, lo que le impulsó a la apertura de su primera tienda. Gracias al éxito obtenido, llegó la apertura de más almacenes y la puesta en marcha de nuevas ideas, que en el futuro serían la base de su éxito, permitiéndole en el tiempo, poder expandirse en otros países. La clave siempre era tener productos bien diseñados, con precios asequibles. Otra idea era que los clientes fueran quienes pudieran decidir, sobre si llevarse el producto sin montar a su casa, a costa de una reducción económica, lo que le permitía reducir el espacio para almacenar muebles, evitando posibles daños en el transporte a IKEA. Este modelo lo siguió perfeccionando, dándose cuenta que si establecía pequeños restaurantes dentro de los centros, el tiempo de permanencia del cliente era mayor y esto repercutía elevando las compras que realizaban. De la misma forma creó guarderías para los niños dentro del complejo, lo que permitía que los familiares, estuvieran tranquilos mientras realizaban sus adquisiciones. Supo ver negocio en los contratos de transportes para aquellos que querían que se les enviara el material a su casa y también aquellos, que adicionalmente deseaban el montaje. Hoy representan el 23% y el 7% respectivamente de su cifra de negocio. Estos ratios tienden a crecer gracias al éxito que tiene las ventas online. El deseo de INGVAR KAMPRAD, es que su labor perdure en el tiempo, garantizando la independencia de la compañía frente a terceros y consiguiendo una buena gestión en el largo plazo. A tal fin, ha ideado una estructura de la propiedad a través de la FUNDACIÓN STICHTING INGKA, que es la dueña del Grupo. Esta estructura garantiza que todos los beneficios obtenidos dentro del Grupo, solo pueda ser destinado a dos fines: Reforzar la estructura financiera de IKEA, de manera que pueda acometer nuevas inversiones destinadas a su crecimiento, o en caso de repartir dividendos, que estos solo puedan destinarse a obras sociales. En el año 2016, de los 4.200 millones de euros netos ganados, se realizó un reparto de 840 millones, que están siendo destinados a los fines expuestos.
Para el funcionamiento del GRUPO, existen dos comités diferentes. Un Comité de Gestión y Dirección, ocupado por los máximos responsables del día a día de IKEA, incluido su Presidente Ejecutivo, así como un Comité de Supervisión, entre cuyos miembros se encuentra INGVAR KAMPRAD, encargado de vigilar el cumplimiento de los objetivos fijados y de velar por el cumplimiento de los fines establecidos en los estatutos sociales. La separación de ambos comités y el cumplimiento estricto de las responsabilidades de cada uno, garantiza el buen funcionamiento de la Compañía. Sin ser IKEA una empresa cotizada en Bolsa, sus exigencias de buen gobierno están por encima de las existentes en la mayoría de las que cotizan, fundamentalmente por el rigor con que se cumplen. Y esto tiene especial mérito, ya que el Fundador pertenece a uno de los comités, no interfiriendo en la actividad del otro.
Como todas las compañías comerciales de este tamaño, aunque en diferentes actividades, muchas de las cifras que manejan son impresionantes. Vamos a comentar algunas de ellas. En sus tiendas, anualmente reciben la visita de 783 millones de clientes, que aumentan en 425 millones más, teniendo en cuenta aquellos que pasan por sus centros comerciales. Los restaurantes que tienen en los centros de venta, facturan 1.700 millones de euros, cifra que en sí misma, ya representa todo un negocio. 9.500 son las referencias comerciales en comercialización, renovándose todos los años 2.500, que son sustituidos por otros productos mejorados. En el GRUPO IKEA trabajan 163 mil empleados, donde el 48% de los puestos de Gerencia son ocupados por mujeres.
El concepto de ahorro que está implantado en el GRUPO, parte de la forma de ser de su Fundador. Es conocida la frase que utilizada en sus desplazamientos en avión, para atender sus negocios en diferentes zonas del planeta. “Podría viajar regularmente en primera clase, pero tener mucho dinero no parece un buen motivo para el despilfarro”. En sus estancias en su ciudad natal, no es extraño verle viajar en transporte público o desplazarse en su Volvo, con 20 años de antigüedad.
Un tema polémico, que abordaremos ahora, es el tratamiento que recibe el proveedor, por parte de GRUPO IKEA así como la repercusión que esté, pueda tener en los empleados. En total, existen 1.000 proveedores que suministren productos finalizados al GRUPO IKEA. Estas empresas, se calcula que dan trabajo a 600 mil personas. Independientemente de estos proveedores, existen 50 mil empresas que proporcionan servicios de menor tamaño al Grupo.
Por el control de calidad y la facilidad de trato, se procura que las relaciones con los proveedores, sean largas en el tiempo. Actualmente, la media temporal que estas empresas llevan suministrando para IKEA, está fijada en 11 años. Para todas ellas, existe un código ético de obligado cumplimiento, que es exigible a cada proveedor. Por faltas en estas normas, anualmente se da de baja entre 20 y 25 suministradores, debido a fallos detectados por IKEA en el cumplimiento de sus normas.
IKEA tiene un departamento exclusivo compuesto por mil trabajadores, que se dedican a controlar el funcionamiento de los proveedores y su cumplimiento de la legislación nacional, vigilando el rechazo a trabajos forzados o la presencia de menores, que se cumpla la legislación sobre salarios mínimos garantizados, el pago de las horas extras y que pueda existir asociación entre los trabajadores, para poder defender sus derechos.
A quien tiene el pensamiento que el precio bajo de los productos ofrecidos, proviene de la mano de obra barata que se da en los países productores. El 60% de lo que se vende se fabrica en Europa, principalmente en Polonia. Sin embargo, hace 10 años este porcentaje era del 70%, habiendo existido un traslado de la producción a China e India, con tendencia a crecer numéricamente tanto en porcentaje, como por el incremento de la producción.
Para el control de posibles abusos de los proveedores, se les exige sus propias auditorias, que son inspeccionadas sin previo aviso, por los inspectores asignados por IKEA. En cualquier caso, parecen medidas que se podrían mejorar, con auditorías externas y profundas, por parte de sociedades independientes, siendo estas cambiadas cada relativo poco tiempo, para evitar la connivencia entre fabricante y supervisor.
Otro de los temas que preocupa a la sociedad en general, es el material empleado para la fabricación de los muebles y su impacto en el medio ambiente. La compañía se defiende asegurando que toda la madera consumida procede de plantaciones forestales ecológicas y que vigila con especial esmero, la gestión de residuos, emisiones o productos químicos que pudieran derivarse del proceso de producción.
La labor social que realiza IKEA a través de sus FUNDACIONES, es proporcional al tamaño de la compañía. En los últimos 13 años, se ha donado 88 millones de euros a UNICEF y SAVE DE CHILDREN y solo entre los años 2014/2015, se aportó la cantidad de 30 millones de euros, para contribuir a paliar la problemática existente por falta de recursos económicos, en ayuda a los Refugiados provenientes de conflictos bélicos. IKEA ha destinado recursos para diseñar cabañas para refugiados con sistemas de instalaciones con energía solar, como forma de no aportar solo ayuda económica. Independientemente de todo ello, está la labor que realiza a la sociedad, con el dinero repartido como dividendo.
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